Juega con ellos

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juega con ellos

Ralentizar sus movimientos. O acelerarlos. O detenerlos. Lo sé, al principio cuesta comprender su mecanismo.

Es sencillo subir y bajar su volumen. Lo difícil es hacerlo en el momento adecuado, con la velocidad precisa. Lo difícil es saber cuándo necesitas apretar, cuándo aflojar. Lo difícil es controlar la intensidad. Sobre todo cuando te han convencido de que no eres capaz de hacerlo.

Juega con ellos. Porque se puede hacer. Nadie dijo que eso fuese hacer trampa. Cógelos por sorpresa. No se lo esperan. Y, al mismo tiempo, están deseando que lo hagas.

Llegará un momento en el que creas que no estás ahí, que te has vuelto invisible. Que una cortina de humo te protege de sus miradas. Pero no es eso.

Lo que pasa es que te has desplazado. A otro nivel. Has subido al tejado, has asomado la cabeza y has visto que ellos se han quedado abajo. No se han atrevido a seguirte.

Hay lugares que los nervios no se atreven a pisar. No están cómodos peleando en tu terreno. Saben que tú ahí eres más fuerte, que no tienen nada que hacer.

Lo saben todo. Saben cómo llegar a cada uno de esos lugares.

El que no lo sabe eres tú. ¿Sabes lo que pasa si lo averiguas?

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