Ayer empezamos a grabar guitarras eléctricas, un instrumento que se enchufa a un amplificador y hace mucho ruido. Y la verdad es que se lo pasa uno muy bien, porque «hacer mucho ruido es muy divertido».

(foto de Enrique Santiago)
¿Cómo se graban las guitarras?
Nosotros estamos utilizando el mismo truco que con la batería y el bajo. La diferencia es que ahora a mí me pilla fuera y os lo puedo contar desde otro punto de vista.
Si alguna vez necesitáis encerrar a un guitarrista en algún sitio —por lo que sea, vuestros motivos tendréis—, sólo tenéis que mencionar algo en plan «¡uy, aquí hay unos pedales de colores con muchos botoncitos!» y cerrar la puerta.
Cuando se sienten enjaulados o en peligro, los guitarristas se asilvestran y tocan mejor. Por eso es fundamental meter presión desde el otro lado del cristal: «¿eso es todo lo que sabes hacer?», «¡la abuela de un colega mío tocaba con más distorsión!». Ya sabéis, ese tipo de cosas.
El lenguaje gestual es muy importante también, así que nunca está de más señalar al guitarrista con el dedo o levantar una baqueta en actitud amenazante.
¿Qué es un acople?
Sólo bajo estas circunstancias se producen efectos como los acoples, por ejemplo. El acople, aparte de cuando alguien te dice «yo me voy contigo en el coche», es ese chillido infernal que suelta un ampli en determinados momentos. El acople, además, es algo con lo que Roger se viene muy arriba, como pudimos comprobar ayer. El acople mola. El acople es bueno, amigos.
Después de tanta tensión, lo que pasa con un guitarrista es que se relaja, se vuelve imprevisible y hace cosas raras, como tomarse un té. ¿Qué será lo próximo?, ¿grabar una versión de la Kelly Family?