El pueblo ha hablado y ha decidido cuál será el nombre del pepino. Yo, por mi parte, me acabo de inventar una ley del songwriting que dice que «para cada canción, título no hay más que uno».

Bueno, ¿nos dices ya cuál es o qué pasa con tu rollo?
Índice del artículo
El título ganador
Sí, amigos, no os pongáis nerviosos; sólo quería darle un poco de emoción. Nuestro temazo se llamará «Rescatando palabras». Interesante, desde luego. Aquí os dejo la foto finish de la votación.
¿Y ahora qué hacemos?
Hablar con el título de la canción
Estaría bien saber de qué vamos a hablar en nuestra canción, ¿no os parece? Sería un detalle por nuestra parte. Podríamos ponernos a escribir como locos, que seguro que algo se nos acaba ocurriendo, pero yo os propongo otro juego. Ya que tenemos un título, vamos a preguntárselo a él.
Los títulos no hablan. Este tío está loco.
Uy, sí que hablan. Si yo os contara… Lo que pasa es que no hablan con cualquiera; son muy suyos. Si coges por banda al primer título distraído que pase por la calle y le preguntas algo como «¿qué quieres decir con ese nombre que tienes?» o «¿de qué tiene que ir tu canción?», lo más probable es que ponga cara de «no sé de qué me estás hablando, quiero hablar con mi abogado».
Las respuestas cambian cuando se hacen las preguntas adecuadas. Imaginaos que estamos a solas con el título, lo tenemos sentado en una sala de interrogatorios. Con vuestro permiso, le voy a dar un toque dramático para meternos más en la situación. Sería más o menos así:
Dramatización de los hechos
—Así que rescatando palabras, ¿eh?
—Sí.
—Pero, rescatando palabras, ¿de dónde?
—No lo sé…
—Si las estamos rescatando, será que están atrapadas en algún sitio, ¿no?
—Ah, pues podría ser.
—¿No estarán atrapadas en… una garganta, por ejemplo?
—Eso encajaría.
—Muy bien, así que tenemos unas palabras atrapadas en una garganta, pero ¿por qué están atrapadas ahí?
—Ni idea.
—¿Puede ser que el dueño de esa garganta no quiera dejarlas salir?
—Sí, eso me cuadra.
—Maldita sea, ¿y por qué iba a hacer eso?
—Yo qué sé. Tendrá miedo.
—¿Miedo de qué? ¡Contesta!
—¡Déjame en paz! ¡Yo sólo soy el título!
Y así hasta el infinito.
Después de esta conversación, ya tendríamos una idea de por dónde podrían ir los tiros. Nuestra canción podría hablar de una persona a la que, por el motivo que sea, le da miedo decir realmente lo que piensa.
¿Veis qué fácil? Sólo hay que sentarse a hablar. Llevaos al título a vuestra sala de interrogatorios, poned vuestra mejor cara de póker y sacadle toda la verdad. A mí me ha contado esta historia, pero seguro que a vosotros os cuenta otra diferente. Así son los títulos.
Contadme qué le habéis sacado vosotros a «Rescatando palabras». ¿De qué podría ir nuestra canción?
Mentiras d mujer,eso da mucho juego,jejejeje
¿Y qué tal mentiras en general? Debería dar el doble de juego, ¿no? ;)