Cuando tenemos un problema, suele ser buena idea buscar más de una solución, no conformarnos con la primera que nos venga a la cabeza. Si finalmente nos decidimos por la primera, ha de ser porque es la mejor, no la única.

(foto de Luis Manzano)
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Necesitamos tener una historia que contar
Nuestro problema ahora es buscar una buena historia para nuestra canción (sólo tenemos el título, «Rescatando palabras»), así que vamos a darle alguna vuelta más. Os voy a proponer algunos escenarios distintos y vais a ver cómo las preguntas comienzan a fluir. Cada pregunta puede transformarse en algo interesante que podemos contar en nuestra canción.
1. Cartas antiguas
Estamos haciendo limpieza en casa y, ordenando un cajón, encontramos unas cartas que parecen de hace tiempo. Podemos contarle al público cosas así: ¿quién las escribió?, ¿a quién iban dirigidas?, ¿eran para nosotros?, ¿qué sentimos al leerlas? O, si queréis, algo un poco más turbio: ¿de quién es ese cajón?, ¿estábamos fisgando entre las cosas de otra persona?
2. Manuscrito
Otro escenario distinto. Somos un escritor que está terminando su último libro. Estamos revisando una pila de folios manuscritos que tenemos sobre la mesa, cuando llega una ráfaga de viento y hace que todo vuele por la ventana. ¿Qué hacemos?, ¿gritamos por la ventana?, ¿bajamos corriendo a la calle a intentar recoger todas las hojas que podamos? En ese caso, ¿pedimos ayuda a cualquiera que pase, aunque no lo conozcamos de nada?
3. Canción colectiva
¿Por qué no? Estamos todos reunidos en una habitación, componiendo nuestra canción colectiva. ¿Qué pensamos?, ¿nos da vergüenza opinar?, ¿nos da miedo decir cualquier cosa que se nos pase por la cabeza? Seguramente muchos no habíais hecho esto nunca: ¿qué se siente al hacer algo por primera vez?, ¿qué se siente al crear música?, ¿parece difícil?, ¿parece imposible?
Con cualquiera de estas ideas, ¿qué preguntas os vienen a la cabeza? O, mejor aún, ¿se os ocurre algún otro escenario?
¿Las palabras que se lleva el viento pueden ser rescatadas?
¿Las palabras de auxilio que lanzan los inmigrantes desde sus pateras o subidos a las vallas, pueden ser rescatadas? ¿Rescatandolas les rescatamos a ellos?
Muy buenas preguntas y, en consecuencia, muy buenos escenarios. Sí, señor.
A raíz de éstas se me ocurren algunas más.
Las palabras que se lleva el viento, ¿podrían ser rescatadas apuntándolas en un papel?, ¿o grabándolas con un micrófono? ¿Las palabras que se lleva el viento no se sienten a salvo?, ¿por qué deberíamos rescatarlas? A lo mejor se dejaron llevar a propósito…
¿Si corriésemos más rápido que el viento podríamos llegar a alcanzarlas?
En cuanto a los inmigrantes, ¿los escucharía más gente si gritaran más fuerte? Si la valla fuese más alta, ¿esas palabras se «verían» desde más lejos?
Ésta me encanta: «¿Rescatándolas los rescatamos a ellos?».