5 razones para aprender a escribir estribillos

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¿Estás en contra de los estribillos simplemente porque sí o tienes algún motivo? Hasta ahora teníamos al Defensor del Pueblo y al Defensor del Menor, ¿no? Pues desde hoy tendremos también al Defensor del Estribillo, que soy yo. Y te voy a decir por qué.

Escribir estribillos

1. El estribillo es la sección más importante de tu canción

Así de claro. Ahora ven si quieres a decirme que no, que te abofetearé con un vinilo de los Beatles. Primero con la cara A y luego con la cara B. ¡Pim, pam!

Ojo, claro que puedes componer una canción sin estribillo; pero si tu canción tiene uno, de forma automática se convierte en la parte con más peso. A mí de momento no me han dado ningún Grammy, pero parece lógico pensar que, si es la sección más importante, es una buena idea dedicarle el mayor esfuerzo.

2. Si empiezas por el estribillo, es fácil completar el resto de la canción

¿Alguna vez has probado a escribir una canción comenzando por el estribillo? Si no lo has hecho, pruébalo. Lo primero, será un soplo de aire fresco en tu forma de componer; y lo segundo, te resultará mucho más sencillo rellenar el resto de tu canción.

Cuando hablo con gente que compone —en el idioma secreto que tenemos los compositores— o me junto con alguien para escribir, me llama la atención un detalle: el estribillo se suele dejar para el final.

No es que siempre haya que escribirlo lo primero —los conceptos de el bien y el mal no existen en el songwriting—, pero el hecho de dejarlo para luego puede generarte problemas. Por ejemplo, puede que cuando te toque escribir el estribillo lo hagas por obligación o estés cansado. Cansado porque llevas 4 horas estrujándote los sesos y ya no sabes ni lo que dices o cansado de tu propia canción.

Sí, ocurre en las mejores familias. ¿Nunca te has hartado de la canción que estabas escribiendo? Siempre pasa lo mismo: te saturas de ella, la apartas de tu vista durante una temporada y finalmente regresa como el hijo pródigo. El pepino pródigo, en este caso. Si no te has visto en esa situación, igual es que no has escrito las canciones suficientes.

3. Aprendes a sintetizar

Muchas veces el estribillo se encarga de resumir la idea central de tu canción. Si esa idea está bien sintetizada, el público la recordará con mayor facilidad. Y te recuerdo que eso es algo bueno. Escribir estribillos es un buen ejercicio para mejorar esta habilidad.

Insisto en lo de la idea central —en singular— porque, si intentas transmitir más de una, es probable que tu mensaje no quede claro. El público se distrae con facilidad, así que trata de simplificarle la vida. Si tienes varias ideas, lo mejor es que escribas varias canciones. Bendito problema.

4. El público se pasa toda la canción esperando al estribillo

Si te fijas, en las estrofas es habitual contar historias y utilizar textos más o menos descriptivos, mientras que en los estribillos se intenta tocar la fibra del oyente. El estribillo es emocional, es donde la gente conecta contigo. Por eso gustan tanto. Por eso el público está deseando que llegue, se pasa toda la canción esperándolo.

Aunque sólo sea de vez en cuando, dale ese placer. ¡Pon un puto estribillo! ¡Y repítelo, que no te van a meter en la cárcel! Tranquilo, que lo de la Pantoja no ha sido por eso…

5. Por llevar la contraria

Queda muy punki decir que los estribillos son una mierda. Pero cada vez que alguien pronuncia esas palabras, te brinda la oportunidad de decirle que no tiene ni zorra y contemplar la cara que pone. Eso sí que es punki.

Porque la polémica mola. Y los estribillos también.

¿Que no?, ¿¡cómo que no!? Eso no te atreves a decírmelo en los comentarios.

Amenaza final del Dr. Pepino

Si no compartes este artículo en las redes sociales, haré que caiga sobre ti La Maldición de Happy y te pasarás el día tarareando su estribillo. A mí me pasó, por avaricioso, y no te lo recomiendo.

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